La mayor parte de mi vida la pasé viviendo a 45 minutos de la ciudad de Brotherly Love, también conocida como Filadelfia. Crecí siendo el mayor de una familia mezclada con 7 hijos. A la edad de 7 años, mi madre y mi padre se divorciaron y mi padre se mudó del país. Esto tuvo un gran impacto en mi identidad. Creí esta mentira de que no era lo suficientemente bueno para que mi padre se quedara. No me malinterpretes, sé que me amaba. Fue difícil crecer sin tener una figura paterna en mi vida. Poco después, mi madre se volvió a casar y luego comenzó este papel inimaginable de un hermano mayor. Durante mucho tiempo fui hijo único, por lo que la idea de ser un líder no era algo para lo que estaba preparado. Avance rápido hasta mi último año en la escuela secundaria y finalmente tomé la decisión de bautizarme. Sentí que realmente creía que Jesús es quien dijo que era y quería hacer mía mi fe. Desafortunadamente, eso no duró mucho. Rápidamente me consumí con vivir una vida para mí y el mundo. A través de esos años de vivir una vida no alineada con Dios, aprendí algo. Este mundo no tiene nada sostenible que ofrecer. Eventualmente, todas las riquezas se acabarán, tu carrera no traerá un propósito eterno y todas las personas te decepcionarán. Lamento ponerme triste, pero es la triste realidad de este mundo. En ese momento, yo era un peluquero que vivía en la ciudad de Filadelfia. Quería demostrar que podía hacer algo con mi carrera. Seguí fallando. Había perdido por completo mi identidad. Después de una noche dura, recuerdo mirarme en el espejo y preguntarme quién era ese extraño que me devolvía la mirada. Finalmente tiré la toalla y decidí volver a casa. Fue entonces cuando realmente comencé a comenzar esta búsqueda para descubrir quién es Jesús. Todo empezó a cambiar. Me di cuenta de que mientras los desafíos de la vida seguían fallando a mi alrededor, una cosa permanecía constante. Esa fue la fidelidad de Jesús. Incluso cuando estaba viviendo una vida en completo rechazo a Él, Él estaba allí esperándome pacientemente. Me recordó los sueños y las pasiones que una vez tuve hace mucho tiempo y pensé que estaban muertas. Pasiones por las misiones y querer ser parte de algo GRANDE. Cuando comencé a dar pasos para vivir una vida rendida a Jesús fue cuando comencé a aprender quién es mi verdadera identidad. Una nueva creación. Amado. Elegido. No segundo mejor. Visto.

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Mi iglesia local tenía varias conexiones con la Organización sin Fines de Lucro, Juventud Con Una Misión (JUCUM). Después de meses de oración, ahorro y planificación, Dios me guió a JUCUM Pittsburgh, Pennsylvania. Coincidentemente, tenían una escuela de cosmetología para ofrecer dentro de su programa (utilizo la palabra casualmente de forma vaga, porque todos sabemos con Dios que no hay coincidencias). Completé mi Programa de Entrenamiento de Discipulado (EDE) que fue un entrenamiento de 5 meses sobre Conocer a Dios y Darlo a conocer. Los primeros 3 meses son una fase de lectura donde los estudiantes están en un salón de clases con los maestros. Se sumergen profundamente en el aprendizaje sobre el carácter de Dios, cómo escuchar la voz de Dios, capacitación en evangelismo y mucho más. Luego, los últimos 2 meses son alcances que se llevan a cabo a nivel nacional e internacional. Tomando todo lo que aprendimos y las revelaciones que experimentamos y compartiéndolo con el mundo. Tuve la suerte de viajar al hermoso país de Colombia para mi alcance.

¿Puedo ser honesto contigo? Cuando me inscribí por primera vez en mi DTS, tenía toda la intención de terminar mis estudios y volver a la "vida normal" como estilista de tiempo completo en un salón. Quería volver a mi ingreso estable, mi apartamento y, finalmente, asentarme. Ya sabes, la versión millennial del Sueño Americano. Bueno, eso no es en absoluto lo que pasó. Al final de mi escuela sentí paz al tener la oportunidad de vivir una vida que requiere total dependencia de Dios. Actualmente vivo en comunidad con aquellos con los que trabajo y tengo que recaudar fondos para mis ingresos. Una vida poco ortodoxa para alguien de veintitantos años, pero no cambiaría nada al respecto. 

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Desde que me uní a JUCUM Pittsburgh en el otoño de 2020, he tenido el privilegio de viajar a 2 países (Colombia y Belice). ¡He sido parte de equipos que han tenido más de 1,105 personas que han venido a conocer a Jesús!